El envejecimiento no es un fenómeno exclusivo de las sociedades desarrolladas; ha estado presente en todas las etapas del desarrollo social y ha sido motivo de preocupación de estudiosos de la filosofía, el arte, la medicina y entre otras disciplinas. Sin embargo, el presente milenio es testigo de una situación singular, referida al envejecimiento de la población a nivel global, al sobrepasar gran cantidad de personas las barreras cronológicas y al limitarse en los países desarrollados los índices de fecundidad, mientras que en los más pobres los nacimientos se incrementan y la esperanza de vida es cada vez menor.¹׳²
El fenómeno del envejecimiento hay que analizarlo desde sus múltiples dimensiones, entre ellas habría que detenerse en las causales de carácter demográfico, socio económico, culturales y las política gubernamentales; pues la disminución de la natalidad y la fecundidad parece estar entre una de las causas más importantes del envejecimiento poblacional, las migraciones tanto internas como externas pueden llevar al aumento del número de ancianos en una población determinada, las posibilidades económicas u estatus sociales son factores que aceleran o retardan la muerte y también determinan la natalidad, influyendo en ello las políticas gubernamentales y las influencias culturales